Según la leyenda
descrita en el Kojiki y
en el Nihonshoki,
Japón fue fundado en el siglo
VII a. C. por el Emperador
Jinmu. Durante los siglos V yVI,
el sistema caligráficochino y
el budismo fueron
introducidos junto con otras costumbres chinas a través de la península coreana o directamente desde China.
Los emperadores fueron
gobernantes oficiales, pero el verdadero poder permanecía generalmente en manos
de poderosas cortes nobles, regentes o shogunes (gobernadores
militares).
Durante un largo
período, el restablecido contacto con Occidente provocó cambios en la sociedad
japonesa. Tras un fuerte conflicto civil denominado Guerra Boshin,
el shogunato fue obligado a renunciar y el poder fue devuelto al emperador. La Restauración Meiji de 1868 inició varias
reformas. El sistema feudal fue abolido y numerosas
instituciones occidentales fueron adoptadas, incluyendo un sistema legal y de gobierno
occidental, junto con otras reformas en lo económico,
social y militar que transformaron a Japón en una potencia mundial de nivel
medio-alto. Como resultado de la Primera Guerra Sino-Japonesa y de la Guerra Ruso-Japonesa, Japón anexionó Taiwán, Corea y otros
territorios a su imperio en expansión.
Así se afianzó de manera
definitiva como una potencia mundial y la única de Asia. Después de la Primera Guerra Mundial, 1918, Japón ocupaba una
sólida posición en el Lejano Oriente; contaba con la Armada más
poderosa de la zona, ejercía gran influencia sobre China y se había beneficiado
económicamente de la guerra.
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